lunes, 15 de abril de 2013

Resultados 1 prueba Open de surf en Malpica


En la 1ª prueba del Circuito open de surf, que se celebró en Malpica este sábado pasado, nuestros surfers Diego Rodríguez y Miguel Pérez Moneo no llegaron a la final, siendo en ésta tercero Luis Rodríguez. Todavía queda mucho circuito por delante, están programadas cuatro pruebas más por lo que la competición no ha hecho más que empezar.
Las olas fueron muy escasas, lo que restó brillantez a la prueba, aunque se disfrutó de un sol primaveral que animó a público y participantes.
Por otro lado, Alvaro Froján acudió al RIP CURL GROM SEARCH, que se celebró en San Vicente de la Barquera (Cantabria), en donde se encontró con un nivelazo altísimo, por lo que no pudo pasar de la primera ronda. 
San Vicente de la Barquera
Pero hay que seguir yendo a competiciones de mucho nivel ya que es una de las formas de mejorar nuestro surf para el futuro. Lo fácil nunca nos hará progresar.

sábado, 13 de abril de 2013

1ª Prueba del Open de Surf. Malpica

Original cartel anunciador de la prueba
Se va a celebrar hoy sábado la primera prueba del Circuito Open de Surf, en la playa Area Mayor en la bonita villa marinera de Malpica.
Con olas que en Malpica serán de mediano tamaño, con fuertes vientos offshore que peinarán las olas espectacularmente.
El Océano tendrá su representación en los surfistas Luis Rodríguez, uno de los favoritos, Diego Rodríguez y Miguel Pérez-Moneo.
Un terrorífico temporal de los que, algún invierno, han azotado catastróficamente la villa marinera
Aprovecho esta entrada del blog para poner alguna foto espectacular de los temporales que, en ocasiones, tiene que sufrir su puerto. Malpica es una pequeña península, con un urbanismo muy típico de las villas marineras, casas de varios pisos y callejas estrechas, aunque muy acogedoras, en donde la vecindad se practica de una forma muy especial, ya que además de la cercanía de unas viviendas a otras, está la circunstancia de que la inmensa mayoría de sus habitantes se dedican a una sola actividad laboral, la pesca.
El mar es por ello una constante en esta encantadora villa que pertenece, por otra parte, a la comarca de Bergantiños. Cayón, más al norte, reune también las mismas características, lo que la consituye en su hermana gemela. 
En Malpica puede haber fantásticas olas con las condiciones adecuadas, mucho mar del suroeste y mismos vientos
Por ello, darse una vuelta por Malpica, por motivo de la competición, es una estupenda excusa para disfrutar del paisaje, ambiente y, como no, de la riquísima gastronomía que encontraremos en los múltiples bares y restaurantes que, por cierto, constituyen su otra gran fuente de ingresos.
Su muy protegido puerto, que ya sufrió una casi total destrucción en los años sesenta
Texto: Carlos Bremón
Fotos: Federación Galega de Surf, fotos de galicia.es, bsurfers.com, masmar.net, con agradecimiento.

martes, 9 de abril de 2013

En el tránsito de Juan Abeledo


                                                     LA GAVIOTA
           
            Llegué a creer que nunca llegaría este momento. Y aun ahora me parece irreal. Tal era su optimismo, su alegría de vivir, que nos transmitía a todos.
            Ha fallecido un precursor. Uno de esas personas que, antes que nadie, entienden o perciben como van a ser las cosas, por donde hay que caminar en el futuro. Haciendo, pues, como dijo Machado “camino al andar…”.
            Juan Abeledo fue un pionero en muchas de las actividades que practicó a lo largo de su vida. Y supo encontrar en la Naturaleza, en la propia existencia, un motivo para dar gracias, cada día, por tener de nuevo ocasión de disfrutar de todo lo que aquella nos ofrece, sin pedir nada a cambio.
            Cada vez que me encontraba con él recuerdo una frase que me repetía con la sonrisa en los labios: ¡Qué bonito es vivir!

            Y me aseguraba sentirse feliz por tener, ese día, de nuevo ocasión para disfrutar de todas las cosas bellas que nos rodean, que están a nuestro alcance, que están a nuestra disposición sin que nos cuesten nada: una hermosa y fresca mañana, un baño en el mar, coger unas olas con la tabla, dedicarle un rato a la pesca, dar un paseo en bicicleta, una carrera en el bosque, disfrutar de una caminata con tu pareja, trabajar en el pequeño huerto de tu casita en la playa, contemplar con asombro una puesta de sol a pesar de que hayas visto miles en tu vida, pero que te sigue asombrando su belleza...
            Era también un magnífico pintor. En una ocasión me llamó la atención una acuarela que tenía en su casita de Doniños y le pregunté quién era el autor, y él me contestó sin darle mucha importancia que también había pintado cuadros, pero que ya lo había dejado, porque tenía otras cosas que hacer más interesantes. Surf, por ejemplo.
            Cuando me contaba sus aventuras en la naturaleza me recordaba mucho a mis padres, que también habían sido unos grandes aficionados a las excursiones a pie, como ellos las llamaban, lo que hoy en día llamaríamos senderistas. También ellos fueron precursores de esa forma de disfrutar de la naturaleza. En mi casa tengo cientos de fotografías que mi padre hacía de sus excursiones, y me asombran las imágenes de playas desiertas en pleno verano porque aun no existía la costumbre de disfrutar de los arenales que llenan nuestra geografía costera, como hacen ahora miles de personas cada domingo.
            Y por eso me encantaba escuchar a Juan y conversar con él de sus aventuras, como aquella excursión en piragua con unos amigos que lo llevó desde Ferrol hasta el río Mandeo en Betanzos, pasando las noches en las playas que se iban encontrando en su recorrido.
            Otra iniciativa personal en la que fue pionero ha sido la de cubrir, de forma totalmente voluntaria y altruista, un puesto de salvamento en Doniños, playa que aun en verano puede ser peligrosa, en especial si la gente no conoce el mar. Gracias a su forma de ser, desprendida y solidaria, se salvaron decenas de vidas a lo largo de los años en los que asumió esta peligrosa tarea, y que comenzó cuando tuvo que sacar del agua a un matrimonio que estaba a punto de perecer entre las olas. Juan se dio cuenta de que, adonde no parecía llegar la responsabilidad de las instituciones, sí alcanzaba la suya como ser humano solidario que no podía permanecer impasible ante la desgracia ajena. Incluso, y a pesar de rescatar a tantos bañistas, al principio este tema se trató desde el ayuntamiento un tanto despreocupadamente, aunque con el paso del tiempo Juan consiguió sentar las bases de lo que hoy en día es un eficiente servicio de salvamento en nuestros arenales.      

            Y, por supuesto, el surf, una de las pasiones de su vida. Juan tuvo el mérito singular y extraordinario de aprender un difícil deporte a una edad en la que se antoja imposible el conseguirlo. Con sesenta años, y cuando vio a su hijo traerse una tabla que había adquirido en Coruña, le dijo: “Yo también quiero una igual”. Porque resulta que esa había sido una de las secretas ilusiones de este deportista. Y aun pudo disfrutar de este deporte durante más de quince años, él, que nunca había creído que llegaría a realizar su sueño de montarse en una verdadera tabla de surf y cabalgar las olas de su amada playa.
            Y no podemos olvidar la otra gran pasión en su vida: su querida Matilde, inseparable compañera de aventuras, su alma gemela en estas aficiones y forma de vivir.
            Pero también es cierto que no todo fueron días de vino y rosas. Juan pasó, en su vida, sobre todo en la laboral, por momentos difíciles, más en una época en la que las cosas no eran fáciles para nadie, en una España en la que, además, ser como era Juan podía incluso acarrearte problemas. Fue un trabajador incansable y lo fue para sacar adelante a su familia, lo que en aquel entonces era ya toda una proeza. Pero cuando le llegó la jubilación y se pudo dedicar de lleno a sus aficiones, empezó de verdad a disfrutar de la vida, por si antes no lo había hecho ya bastante.
            Supo transmitir el gusto por sus aficiones primero a su hijo Juan, magnífico surfista y navegante profesional y, más tarde, a su nieto, también, como no, gran deportista de las olas.

            En resumen, una vida plena. Juan se convirtió en el ejemplo a seguir para muchos de nosotros, que supimos ver y apreciar los valores que cultivaba, y que nos inspiró una filosofía de vida, por lo que llegamos a profesarle una respetuosa veneración. Para los que lo conocimos era como un “gurú”, aunque la verdad es que él, desde su modestia y discreción nunca pretendió dar lecciones a nadie, en todo caso solo hacernos ver lo bonita que puede ser la vida.
            Aunque sin pretenderlo, Juan sí nos dejó varias lecciones que, en estos tiempos de crisis de valores, nos enseñan cosas importantes: 1ª Solidaridad a cambio de nada. Servir a los demás, a la comunidad a la que perteneces, sin esperar nada a cambio. 2ª Que no hace falta mucho dinero para ser feliz, valorando lo que te rodea, que te es dado sin que te cueste nada. La vida, el mundo, la naturaleza, está llena de cosas regaladas. 3ª Nunca es tarde para aprender. Las ganas y el deseo de mejorar contrarrestan las limitaciones por la edad. 4ª Otra muy importante: cuando una diversión la transformamos en una obligación, deja de ser divertida.
            Fue un hombre sencillo y discreto. Y, como tal, se nos fue de puntillas, casi sin avisar, sin duda como él deseaba haberse marchado, sin llamar la atención.
            Llegó el día, como nos espera a todos, en el que ya no pudo decir, con una enorme sonrisa en la boca, aquello que siempre nos repetía: “¡Otro día maravilloso que se nos regala para disfrutar!” Porque, aunque a veces nos parezca imposible, todo se acaba en esta vida. Aprendamos de Juan y no la desperdiciemos pues en estupideces y esfuerzos sin sentido. Démosle el valor a las cosas que nos son regaladas sin que se nos ponga un precio por ello.        
            En fin, descanse en paz.

Texto y fotos. Carlos Bremón



jueves, 4 de abril de 2013

Lo que pudo acabar con la playa de Pantín



            Mediados de los setenta, concretamente verano de 1974. En España, la dictadura está en sus últimos meses de vida, y el tiempo en el que la opinión popular contaba tanto como la de las sardinas del mar, está llegando afortunadamente a su fin.
            Galicia se ha convertido en el huerto particular de unas compañías, las papeleras, que han visto que poseemos dos cosas fundamentales para producir la materia prima de su industria: sol y agua. Enormes superficies de territorio, en especial el que está cerca de la costa, es repoblado con eucalipto, a pesar de la degradación que produce en las tierras este cultivo, que es quizás la primera planta invasora que nos llega de otro continente.
            Por esta razón una empresa guipuzcoana está recorriendo nuestra geografía regional en busca de unos terrenos en los que montar algo que, seguramente, ellos no quieren en su región: una fábrica de celulosa. Hay un primer intento de instalarla en la comarca de O Barco de Valdeorras que fracasa por la oposición frontal de sus vecinos.
            No recuerdo bien –estoy hablando de memoria- si hay algún otro intento antes del que ocupa el protagonismo de este relato.
            El caso es que, al poco tiempo, los medios de comunicación gallegos averiguan que las tentativas de instalación de dicha fábrica se han trasladado a una pequeña y olvidada playa del norte de la provincia de La Coruña, a una zona marginada del progreso y de la industrialización, fértil posibilidad por ello para las intenciones del grupo industrial que está detrás del proyecto. Y esa pequeña y olvidada playa es nada más ni nada menos que Pantín, cuya parroquia pertenece –en aquella época- al municipio de Cedeira.

            La opinión pública sabe, y de todas formas los medios de comunicación lo airean convenientemente (ya digo que la dictadura, en ese momento, ya no es lo que era, si no ningún medio se habría atrevido a decirlo) que las fábricas de celulosa se caracterizan por ser una de las industrias más contaminantes que existen.
            Pues bien, el proyecto es montar esta fábrica en pleno carrizal de Pantín, una zona como todos sabéis de altísimo valor ecológico y de una belleza inigualable.
            Inmediatamente se producen las primeras protestas. El 4 de septiembre una manifestación de doscientos vecinos recorre la zona para reclamar la atención de la opinión pública por lo que ellos ya entienden que es un atentado contra la naturaleza, y que no están dispuestos a consentir.
            Pero hay opiniones favorables a la celulosa. Alguna prensa se pregunta que es mejor: ¿industrias –aunque destruyan el paisaje y sean nocivas para el medio ambiente- y con ello mejor nivel de vida, o seguir como hasta ahora? Y el principal argumento esgrimido son nuestros hombres trabajando en el extranjero, en la emigración.
            Pero también surge otra polémica entre los gallegos que sería larga en el tiempo. Y es la de que, ya que nos tenemos que comer la contaminante industria de la celulosa, ¿por qué no nos instalan fábricas de papel, mucho menos perjudiciales e igualmente beneficiosas para la economía? Pero ese caramelo no nos lo quieren conceder. En su día, el empresario y promotor industrial Roberto Tojeiro, dijo públicamente que fueron los vascos y los catalanes los que nos impidieron hacer papel en Galicia.
La playa y el carrizal, al fondo
            Pero volvamos a Pantín. La lucha de intereses es dura, y más en aquellos tiempos. El 26 de septiembre el Ayuntamiento de Cedeira, encabezado por su joven alcalde, Leopoldo Rubido, muestra su desaprobación al proyecto, al contrario de lo que hace el de Ferrol, que lo apoya. Tanto, que una comisión de vecinos visita al Capitán General del Departamento Marítimo para hacerle patente su rechazo y solicitar su apoyo. 


            ¿Os imagináis una enorme, fea y humeante fábrica aplastando el carrizal de Pantín, y vertiendo sus asquerosos detritus sobre las olas de la playa? Acordaos de la fábrica de Ence en Lourizán, cerca de Marín (Pontevedra). Ahora, al cabo de los años, han conseguido hacerla mucho más soportable a los vecinos y cumple con unas limitaciones y mejoras en materia medioambiental, pero todos nos acordamos del asqueroso olor que, constantemente, recorría todo el municipio pontevedrés, y que se detectaba kilómetros antes de entrar en la ciudad, y la tremenda contaminación que produjo durante muchos años y que aun permanece en gran parte en los fondos de la ría, y su enorme balsa de lodos y residuos con aguas negras y malolientes.


            Yo, que entonces ya conocía y había surfeado en solitario la playa de Pantín, seguí con ansiedad todo este proceso, y respiré aliviado cuando se declaró que los promotores abandonaban el proyecto ante la oposición –que seguramente no esperaban- de los que, en principio, habían creído que resultarían ser unos analfabetos e ignorantes aldeanos.    
            Por esta vez al menos triunfó la voluntad popular sobre los intereses espurios.

1972. Mi primer baño en Pantín

                                                   Texto: Carlos Bremón
Fotos por orden: Guias.masmar.net, Forocoches.com, Visionesdeferrolterra.blogspot.com, Csif-ENCE, Concello de Pontevedra.eu, Carlos Bremón



martes, 2 de abril de 2013

NOTICIAS DE COMPETICIÓN

En Nemiña se abrirá el Circuito Gallego de Longboard y SUP, con una prueba prevista en principio para este fin de semana, concretamente el domingo 7 de abril, aunque la celebración está por confirmar, y de hecho se abre un plazo de espera para tener la previsión de buenas olas con total seguridad.
Por nuestro Club se presentarán Nestor Martínez en Longboard y Román Camba en Paddleboard. 
A ambos les deseamos buena suerte.
También este fin de semana se celebra en Patos la segunda prueba del Circuito sub-16 y sub-18. Ahí estará, del OSC, Alvaro Froján. 
Esperemos que repita (o mejore) su actuación en la primera prueba que se celebró en Razo. 
Suerte también a esta joven promesa del surf ferrolano.