Hemos
criticado la tardanza del helicóptero de INAER, la empresa concesionaria del
servicio de rescate aéreo mediante el “Pesca 1” . Es de sobra conocido que el contrato de
este servicio señala que el tiempo máximo de respuesta para acudir a un incidente
es de 10 minutos, que actualmente se habrían elevado a treinta por no contar
temporalmente con cuatro pilotos que se han dado de baja por su contratación en
el extranjero. Depurar las responsabilidades en este aspecto es difícil porque
desconocemos si, primero, dichos pilotos avisaron con tiempo suficiente de su
baja, para ser reemplazados. Segundo, tampoco sabemos si es fácil encontrar
pilotos cualificados, aunque el Director General de Inaer ha declarado que la
marcha de los cuatro pilotos “ha motivado
que tengamos que formar nuevos pilotos, proceso extenso dada la especialización
que se requiere”.
Pero
ahora vayamos a las declaraciones que ha realizado a “El Confidencial” uno de
los mariscadores que ese día trabajaban con Mercedes, la percebeira fallecida.
Este hombre
ha confesado al periodista que no tenían anclajes de seguridad, con cuerdas
sujetas a las rocas, para poder recuperar la posición en tierra firme ante una
eventual caída. También, que Mercedes no sabía nadar, que ninguno de sus
compañeros se atrevió a lanzarse a por ella porque tampoco son nadadores, ni
siquiera mediocres. Pero argumentó que, aunque él sí sabe nadar, ni un campeón
de natación hubiera sido capaz de llegar hasta ella.
Siento
disentir de esto último. Si el mar arrastró a la mujer hacia afuera, lo que
además es lo adecuado, ya que la libró de un fatal golpe contra las rocas con
olas de dos metros, también hubiera ayudado a salir afuera a un posible
rescatador. Los surfistas sabemos que el mar te puede arrastrar unas decenas de
metros, pero nunca inexorablemente, ya que cuando perdemos la tabla por rotura
del invento, frecuentemente con olas y resacas fuertes, siempre es factible
volver a la orilla con paciencia y tranquilidad. El mar no es un traidor
asesino, hay que conocerlo, simplemente. El problema hubiera sido la salida a
tierra firme, pero siempre se puede buscar una zona no batida por la que
acercarse a las rocas, aunque reconozco que para ello hay que tener mucha
serenidad, y no es fácil esta última maniobra.
Los que
han visto un magnífico documental de David Beriaín sobre como trabajan los
percebeiros de Cedeira, saben perfectamente que las técnicas de seguridad
empleadas por estos excelentes profesionales del mar, hacen que todas estas
dificultades que expone el compañero de Mercedes, estén previstas y superadas.
Primero, todos están atados a las rocas. Segundo, creo personalmente que la
mayoría son buenos nadadores. Tercero, cuentan siempre con el apoyo de una
embarcación que permanece alejada de la costa solo unas decenas de metros.
Si
estas medidas se hubieran tomado en el caso de los percebeiros de Oia, la pobre
Mercedes estaría viva, aun sin el helicóptero. No podemos esperar milagros
cuando se trabaja al filo de la muerte. Ese límite hay que alejarlo todo lo
posible y no confiar en la utopía de que no va a pasar nada nunca, ni que los
helicópteros de la Xunta
van a llegar siempre a tiempo.
Como trabaja un percebeiro de Cedeira |
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